¿Como piensan los líderes actuales de la oftalmología?
Introdúcete en el mundo de los grandes líderes, mentores, profesores y emprendedores que han cambiado las reglas del juego en la oftalmología de nuestro continente.
Una nota para conocer las ideas y consejos de los verdaderos lideres contemporáneos de este juego…
Oftalmo University, la hacemos todos
Dr. Gerardo García Aguirre (MÉXICO)
– Médico Adscrito, Servicio de Retina, Hospital “Dr. Luis Sánchez Bulnes”, Asociación para Evitar la Ceguera en México, Ciudad de México, México
– Profesor Clínico de Oftalmología, Escuela de Medicina, Tecnológico de Monterrey Campus Ciudad de México, Ciudad de México, México.
Presentación personal y académica (Escuela de Medicina, Residencia, Especialidades, Posición actual)
Obtuve el título de Médico Cirujano en la Escuela de Medicina del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Monterrey, graduándome en 2002 con Mención Honorífica de Excelencia. Realicé mi servicio social en investigación en Hospital “Dr. Luis Sánchez Bulnes” de la Asociación para Evitar la Ceguera en México (APEC), en el servicio de Retina, a cargo del Dr. Hugo Quiroz Mercado. Posteriormente realicé en el mismo hospital la residencia de Oftalmología y la subespecialidad de Retina y Vítreo. Actualmente me desempeño como médico adscrito al servicio de Retina en la misma institución, soy Profesor Clínico de Oftalmología de la Escuela de Medicina del Tecnológico de Monterrey, y tengo práctica privada.
- ¿Qué fue lo que te llevó a elegir Oftalmología como especialidad?
En gran parte influyó el hecho de que mi padre es oftalmólogo. Él me transmitió el interés y el entusiasmo que él siente por su profesión. Sin embargo, durante la carrera de medicina traté de mantener las opciones abiertas, tanto médicas como quirúrgicas, e incluso administrativas. Fue en sexto año de la carrera, cuando realicé una rotación de oftalmología en el Massachussetts Eye and Ear Infirmary en Boston, que tomé la decisión. La razón es que es una especialidad que tiene un gran impacto en la calidad de vida del paciente –a fin de cuentas, los seres humanos somos muy dependientes de la visión-, es una excelente mezcla clínica y quirúrgica, y es muy objetiva –uno puede literalmente “ver” qué le está pasando al paciente, ya sea con la exploración oftalmológica o realizando estudios-.
- ¿Cual es tu campo de interés en la oftalmología?
Tengo un especial interés en los estudios de imagenología. Me parece fascinante el hecho de poder estudiar y documentar a una escala micrométrica la patología vitreorretiniana, y la capacidad de combinar distintas modalidades diagnósticas -OCT, angiografía, autofluorescencia, etc.- para poder llegar a un diagnóstico.
- ¿Como es un día normal en la vida diaria?
AJETREADO. No sé si esa expresión sea muy utilizada en otros países de Latinoamérica, pero en México la usamos mucho. Viene de ajetreo, que según la RAE es “Actividad intensa que implica movimientos incesantes”. Tengo consulta privada en dos puntos distintos de la Ciudad de México, más la actividad académica en la APEC, más la actividad académica de distintas sociedades oftalmológicas, más la actividad quirúrgica, más la actividad familiar, dan como resultado días llenos de movimiento.
- ¿Cuál/Cuáles considera que fueron sus momentos más importantes en la profesión?
En primer lugar, cuando tomé la decisión de hacer la residencia en oftalmología, que ya mencioné previamente. En segundo lugar, cuando conocí a mi sensei y mentor, el Dr. Hugo Quiroz Mercado, quien me contagió de su entusiasmo por la retina y por la investigación.
- ¿Cómo ve el futuro de la Oftalmología en su país y en Latinoamérica?
El futuro me parece muy promisorio. Desconozco si en otras especialidades de la medicina la situación es similar, pero creo que en oftalmología ofrecemos en toda Latinoamérica un servicio de clase mundial, y contamos con muchos líderes de opinión en el área. Sin embargo, hay muchísimas áreas de oportunidad para la oftalmología latinoamericana. Creo que el principal reto es mejorar el acceso de nuestra población a una valoración oftalmológica temprana, sobre todo en las áreas rurales, y mejorar así la detección de enfermedades controlables como lo son la retinopatía diabética o el glaucoma. Creo que apostarle a la telemedicina puede rendir muchos frutos en este sentido.
- ¿Cual es el avance tecnológico y/o el área de la oftalmología que más le entusiasma?
En el área de imagenología estoy muy entusiasmado con la Angio-OCT. Creo que es una tecnología que apenas estamos conociendo, pero tiene el potencial de ofrecernos mucho. También me atrae mucho la idea de usar geneterapia para tratar distrofias de retina. Los resultados en pacientes con amaurosis congénita de Leber son muy promisorios, y no me parece muy distante el momento en el que podamos hacer diagnóstico genético a los pacientes con distrofias, y sabiendo exactamente el gen que no funciona, podamos tratarlo con geneterapia.
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- ¿Qué objetivos le quedan por cumplir en su especialidad?
Muchos. Muchísimos. Es el problema de estar rodeado de gente tan destacada. Mis maestros han hecho tanto, que es difícil seguirles el paso. A corto plazo, me gustaría participar en posiciones de liderazgo en las sociedades oftalmológicas en mi país. A mediano plazo me interesaría hacer lo mismo, pero en sociedades internacionales, y trabajar activamente en el mejoramiento de la práctica de la oftalmología y la retina de mi país.
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- En su opinión, cuál es el rol actual de los jóvenes en la oftalmología?
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Los jóvenes son el motor que hace que las cosas avance. El servicio de retina en el que trabajo no sería nada sin sus residentes y fellows. Son ellos los que al demandar enseñanza te obligan a superarte, y los que traen ideas nuevas a la mesa.
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- Si hoy se cruzara por la calle con usted cuando era residente, ¿Que le diría?
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Lo que le digo a mis residentes: “Un oftalmólogo será mejor mientras más pacientes vea y más libros lea”. Le diría que aproveche ese periodo crucial para la formación que es la residencia y el fellowship para aprender, investigar y publicar todo lo que se pueda, porque cuando uno termina, hay que repartir el tiempo entre otras cosas y la energía ya no es la misma.