Sesgos cognitivos en la práctica clínica
Solemos imaginar al médico como alguien con gran capacidad para el análisis, la resolución de problemas, y la toma de desiciones. Pero no siempre es así. Se calcula que la tasa de errores diagnósticos ronda los 10 a 15%. Los errores médicos ocurren no tanto por falta de conocimientos sino por problemas con el pensamiento y el razonamiento médico.
Procesamiento dual en la toma de decisiones
Según los trabajos actuales en ciencias cognitivas, en la toma de desiciones médicas así como en cualquier ámbito, intervienen dos sistemas de procesamiento de información completamente diferentes y complementarios [1] y [2]. Se los conoce como Sistema 1 y Sistema 2. Cada uno implica diferentes mecanismos corticales con sustratos neuroanatómicos y neurofisiológicos asociados.
El Sistema 1 es un sistema rápido, autónomo, reflejo, intuitivo, inconsciente, económico (al cerebro le cuesta poca energía). Este sistema es una forma rápida de llegar a soluciones cuando la información es incompleta. Es un sistema que en general acierta, pero comete muchos errores.
El Sistema 2, es todo lo opuesto: es consciente, deliberado, analítico, deductivo, lógico, científico, racional. Es más preciso, más confiable, pero más lento y costoso (consume muchos recursos).
Ninguno de los dos es mejor que el otro en todas las situaciones, sino más bien son complementarios. E incluso los mejores médicos son quienes combinan hábilmente el procesamiento mediante ambos sistemas según la situación.
Sesgos cognitivos y heurísticos
Se pensaba que los seres humanos tomaban todas sus decisiones de manera racional. A partir del trabajo de Tversky y Kahneman [3] de 1974 se evidenció que la mayoría de las decisiones humanas importantes se basan en un número limitado de principios heurísticos y no en un análisis formal del problema.
Cada sesgo cognitivo cumple una función,
primariamente el ahorro de tiempo y energía
Los sesgos cognitivos y los heurísticos son patrones sistemáticos de desviación de lo que sería un razonamiento lógico. Procedimientos mentales que nos ayudan a resolver problemas de manera rápida, atajos mentales. Son juicios intuitivos que se basan en conocimientos parciales, en la experiencia previa, en suposiciones. Cada sesgo cognitivo cumple una función, primariamente el ahorro de tiempo y energía.
Existen más de 170 sesgos cognitivos identificados [4], y se describieron más de 30 de ellos como fuentes de errores en la toma de decisiones médicas.
Por cuestiones de espacio vamos a nombrar solo 6 de ellos:
Anclaje: Es la tendencia a quedar anclados en los rasgos sobresalientes de la presentación inicial del paciente, estableciendo un diagnóstico prematuro, y a no ajustar esa impresión inicial a la luz de nueva información.
Disponibilidad: Se tiende a juzgar los diagnósticos como más probables, o que ocurren con mayor frecuencia, si vienen a la mente con facilidad. La experiencia reciente con una enfermedad puede aumentar la probabilidad de que sea diagnosticada nuevamente. Por el contrario, si una enfermedad no se ha visto durante mucho tiempo (está menos disponible), puede ser subdiagnosticada.
Sesgo de Confirmación: Se tiende a buscar signos, síntomas y pruebas que confirmen nuestro diagnóstico previo, y a ignorar todo aquello que lo contradiga.
Sesgo de Omisión: Es la tendencia a la inacción y fuertemente ligado al principio de no maleficencia. Los eventos que han ocurrido a través de la progresión natural de una enfermedad son más aceptables que aquellos que pueden ser atribuidos directamente a la acción del médico.
Sesgo de Resultados: Es más probable que el médico diagnostique una enfermedad con pronóstico favorable antes que una desfavorable, evitando así el disgusto asociado con estas últimas.
Sesgo de Exceso de Confianza: Es la tendencia a creer que sabemos más de lo que en realidad sabemos. Refleja una tendencia a actuar sobre información incompleta, intuiciones o corazonadas. Es una variante del Efecto Dunning-Kruger.
Estamos condenados?
Asumiendo que estamos humanamente atravesados por cientos de sesgos, pareciera que hay poco por hacer más que resignarnos.
Afortunadamente no es así: existen muchas estrategias probadas [5] para disminuir la influencia de los sesgos, e incluso hacer desaparecer algunos de ellos. Por nombrar alguna de ellas: tomar consciencia de que estamos usando el sistema 1 y pasar a usar el 2 (metacognición), considerar alternativas diagnósticas, preguntarnos siempre “qué otra cosa puede ser?”, minimizar las exigencias y presiones en cuanto al tiempo para diagnosticar, y fundamentalmente educar a los médicos en cuanto a la existencia de los sesgos cognitivos. Apuntando a esto último, espero que este artículo haya logrado que seamos un poco más conscientes de los sesgos cognitivos y menos permeables a su influencia.
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Referencias:
1 .- Hammond, K.R. Intuitive and analytic cognition: information models. in: A. Sage (Ed.) Concise Encyclopedia of Information Processing in Systems and Organizations. Pergamon Press, Oxford; 1990: 306–312
2.- Stanovich, K.E. and West, R.F. Individual differences in reasoning: implications for the rationality debate?. (discussion 665–726) Behav Brain Sci. 2000; 23: 645–665
3.- Tversky A, Kahneman D. Judgment under Uncertainty: Heuristics and Biases. Science 1974;185:1124-31.
4.- https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_cognitive_biases
5.- Dobler CC, Morrow AS, Kamath CC. BMJ Evidence-Based Medicine. doi:10.1136/ bmjebm-2018-111074